¡Buenas tardes queridos lectores!
Hoy, vamos a hablar principalmente del trabajo en grupo y del trabajo en equipo, que fue el tema primordial que tratamos la semana pasada.
Podemos decir que el grupo de trabajo se organiza en torno a un líder o jefe, y su eficacia depende de las competencias personales de éste. Suele ser útil cuando la tarea es simple o la cultura de la organización cerrada.
El equipo de trabajo, en cambio, se organiza alrededor de un liderazgo compartido, y su eficacia depende del desarrollo de los miembros del grupo y de la sinergia de éste. Tiende a ser útil cuando la tarea es compleja, o a medida que la cultura de la organización se abre al aprendizaje.
Una de las mayores diferencias de estos dos conceptos, además de las mencionadas anteriormente, es que en el grupo de trabajo cada persona responde individualmente, a diferencia del equipo de trabajo que se responsabiliza en su conjunto del trabajo realizado.
A la hora de llevar a cabo una intervención socioeducativa, lo ideal sería que siempre trabajemos en equipo, pudiendo de esta manera lograr mejores resultados.
Este estilo de realizar una actividad laboral, debe asumir un conjunto de valores y conseguir un espíritu que anime un nuevo modelo de relaciones entre las personas.
Es necesaria la existencia de una serie de elementos para posibilitar su correcto funcionamiento, como por ejemplo, la complementariedad, la coordinación, la comunicación, la confianza y el compromiso.
Cualquier trabajo en equipo debe cumplir las siguientes características: un objetivo en común, la potenciación (sinergia), la relación y comunicación abierta, la flexibilidad, el óptimo rendimiento, el reconocimiento y aprecio y la motivación.
Puede resultar complicado trabajar en equipo debido a las diversas dificultades que pueden surgir, como la crítica constructiva, la vacilación, los participantes despóticos, dominantes o reacios, la aceptación de opiniones como si fuesen hechos, las atribuciones, los menosprecios, las desviaciones, y un largo etcétera.
La confianza es un elemento clave que facilita el trabajo en equipo; ésta debe basarse en las características de la otra persona (competencia, consistencia, comunicación, integridad), y además debemos poseer una disposición a confiar y mostrar vulnerabilidad.
Es interesante mencionar dos dinámicas desarrolladas en el aula a partir de la cuestión mencionada anteriormente: la confianza.
La primera consistía en que un determinado sujeto se tirara desde una mesa y fuera atrapado por sus compañeros.
La segunda se basaba en caminar por la universidad hasta llegar al laberinto con los ojos vendados, depositando toda la confianza en tu compañero, que era quien te guiaba y orientaba.
Una vez concluido este tema, analicemos las competencias básicas, o dicho de otra manera, el conjunto de conocimientos, habilidades, disposiciones y conductas que tiene una persona y que le permiten ejecutar una actividad exitosamente. Son cinco las competencias básicas que podemos distinguir: saber, saber hacer, saber estar, querer hacer y poder hacer.
Saber: Conjunto de conocimientos relacionados con los comportamientos implicados en la competencia; son de carácter técnico y social.
Saber hacer: Conjunto de habilidades que permiten poner en práctica los conocimientos que se poseen (habilidades, técnicas).
Saber estar: Conjunto de actitudes acordes con las características del entorno social y organizacional.
Querer hacer: Conjunto de aspectos motivacionales responsables de que la persona quiera o no realizar los comportamientos propios de la competencia.
Poder hacer: Se relaciona con la capacidad personal y el grado de "favorabilidad" del medio.
A continuación, comentemos las leyes básicas de la comunicación.
Encontramos diferentes principios que facilitan la buena comprensión de un mensaje, como el empleo del feedback, la especificación de éste, tener en cuenta las necesidades del emisor y del receptor, el momento en el que se da, etcétera.
Nunca debemos olvidar que el emisor es el responsable del éxito de la comunicación, por tanto debe intentar en la medida posible, crear un clima cálido, dar y obtener información del grupo, etcétera.
Para finalizar el día de hoy, decir que el grupo de compañeros presentó el texto sobre acompañamiento; para ello, utilizaron varias dinámicas muy interesantes, como un teatro mudo, formar un cubo entre tres personas que asumían un rol diferente (el ciego, el mudo y el manco), un role-playing en el que un educador social debía acompañar a un individuo inmigrante...
Un saludo,
¡Hasta la próxima!